El mundo se vuelve loco. Al menos puedo notarlo unas 15 veces en el día. De repente, me levanto a la mañana.
Las peatonales de nuestras ciudades son pintorescas pero es cuestión de reaccionarlas mirando hacia arriba.
Un día quise filmar el momento, una foto hubiese sido perfecta pero me frenó mi humanidad.
Entonces, alboroté a señora mayor diciéndole que lo clásico se distinguía.
Mis ojos le sonrieron a un violoncello y mis brazos lo abrazaron. Cómica, claro.
Dije de barbaridades y saqué cuentos imaginarios. Tenía coquetería, un poco de leopardo y más cosas por descubrir.
Me alarmaron de ilusiones de temporada y de esperas en años luz. Rebelde, ¡deseo!
Me voy a adueñar de vos♥